Antes de que un prospecto compre quiropráctica… debe comprarte a ti.
- Carlos Sellés, BS, DC, ACP
- 3 days ago
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En cada consultorio quiropráctico ocurre una escena más frecuente de lo que nos gustaría admitir:
Un prospecto te llama, agenda su cita, llega puntual, completa su evaluación, paga, se toma las radiografías, vuelve para el Reporte de Resultados, escucha todo lo que le explicas, asiente con la cabeza, te dice que va a iniciar cuidado… y aun así, al final, desaparece.
¿Qué pasó?
¿En qué momento se perdió la oportunidad?
¿Por qué una persona que parecía lista para comenzar cuidado… no tomó la decisión?
La respuesta no es clínica. No está en las radiografías. No está en las pruebas neurológicas. No está en el motivo de la visita.
La respuesta está en algo mucho más profundo y humano:
El prospecto no va a comprar quiropráctica hasta que primero te compre a ti.
Conectar antes de corregir
En el mundo del cuidado quiropráctico cometemos un error común: querer educar antes de conectar, querer explicar antes de escuchar, querer corregir antes de comprender.
Pero la psicología humana funciona exactamente al revés.
Las personas toman decisiones basadas en confianza, no en información. Basadas en conexión humana, no en datos. Basadas en seguridad emocional, no en diagramas ni estudios.
Compramos de quien confiamos, no de quien simplemente nos cae bien.
Esto significa que el proceso de conversión, consulta, evaluación y reporte, no comienza con la mesa, los instrumentos, los posters o las radiografías. Comienza cuando el paciente siente que tú lo escuchas, lo entiendes y le importas.
La confianza es la moneda invisible del consultorio
Puedes tener la mejor presentación del Reporte de Resultados. Puedes ser experto en tu técnica. Puedes dominar la ciencia de la subluxación, la técnica de ajuste y el manejo del caso. Puedes tener el mejor equipo, los mejores estudios, la mejor evidencia.
Nada de eso importa… si no existe conexión humana.
Sin confianza, todo lo demás es ruido. Con confianza, todo lo demás cobra sentido.
Conquistar antes de convencer
La persona que entra a tu oficina trae consigo miedos, historias, experiencias previas, trauma médico, dudas, creencias culturales y, sobre todo, poca o ninguna comprensión de lo que hace el quiropráctico.
Tu primera misión no es convencerlo de comenzar cuidado. Tu primera misión es conquistarlo como ser humano.
Porque:
Antes de comprar un plan, compra tu liderazgo.
Antes de confiar en tu técnica, confía en tu criterio.
Antes de recibir tu ajuste, recibe tu presencia.
Antes de comprometerse con la quiropráctica, se compromete contigo.
¿Cómo se construye esa confianza?
A través de detalles simples pero determinantes:
Escuchar antes de hablar.
Validar antes de corregir.
Explicar desde su mundo, no desde el tuyo.
Hablarle como humano, no como expediente.
Transmitir seguridad, no superioridad.
Mostrar empatía antes que ciencia.
Cuando el prospecto siente que no es un número más… sino una persona vista y entendida, entonces está listo para escuchar tu recomendación.
La conclusión del Congreso
En el 9no Congreso de la Asociación de Quiroprácticos de Puerto Rico, el mensaje fue claro y directo:
El prospecto no va a comprar quiropráctica hasta que no te compre a ti. Y tú no puedes pretender que alguien confíe en tu cuidado si todavía no confía en tu corazón.
La quiropráctica es ciencia, arte y filosofía. Pero la conversión es relación, confianza y humanidad.
Cuando combinas ambas… el consultorio crece, el impacto se multiplica y la misión se cumple.
